De la Sociedad Civil y Los Pueblos Indígenas a la FAO: Poner fin al acuerdo indefinido con CropLife y garantizar la rendición de cuentas

Declaración
15 de agosto de 2022

Después de una reunión de alto nivel la semana pasada, nosotros, los representantes de organizaciones de la sociedad civil y de los Pueblos Indígenas, hacemos un llamado urgente a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) para que suspendan su acuerdo existente con CropLife International (CLI), para aclarar públicamente la naturaleza de sus vínculos con la industria de plaguicidas, y someter estos vínculos a una mayor transparencia y rendición de cuentas.

El 25 de julio, representantes de PAN, FIAN, IITC e IPEN se reunieron con la Directora General Adjunta de la FAO, Beth Bechdol, y sus colegas de las divisiones de Apoyo a Proyectos, Asociaciones y Protección Vegetal. Esta reunión se llevó a cabo más de un año y medio después de que nosotros — las 11 organizaciones de la sociedad civil y de los Pueblos Indígenas– hiciéramos por primera vez una solicitud formal para sentarnos con el Director General tras firmar la Carta de Intención (LOI, como son sus siglas en inglés) entre la FAO y CropLife en octubre del 2020. Nuestras solicitudes de reuniones de alto nivel continuaron  pidiéndose durante la reunión más reciente del Consejo de la FAO en junio, amplificadas dichas solicitudes por la oposición pública masiva de cientos de organizaciones de sociedad civil (OSC) y grupos de Pueblos Indígenas (PI) que representan a agricultores, trabajadores agrícolas y otras comunidades, académicos, científicos y financiadores de todo el mundo así como las más de 187.300 personas de más de 107 países que han solicitado a la FAO que ponga fin a esta alianza con la industria de plaguicidas.

En el diálogo, la Directora General Adjunta Bechdol afirmó que la FAO no tiene una asociación formal con CropLife; que la Carta de Intención (LOI) no tiene fecha de vencimiento; que ambas partes sólo acordaron “explorar” colaboraciones; que no hay una discusión actual para avanzar el acuerdo a un Memorando de Entendimiento (MOU) más formal; que sólo ha tenido lugar una actividad pública conjunta (un seminario web) desde que se firmó la LOI, y que no ha habido contribuciones financieras a la FAO por parte de CropLife desde 2011.

La Directora General Adjunta Bechdol también dijo que para la FAO, CropLife es nada más que  una “posibilidad” y no un “socio”. Esto es contrario a la declaración pública realizada por CropLife. Instamos a la FAO a que corrija las afirmaciones de que exista una “asociación estratégica” por parte de la industria de plaguicidas; tales afirmaciones dañan la credibilidad de la agencia, envían señales equivocadas y deberían haber sido corregidas públicamente por la FAO.

Además, la supuesta naturaleza informal del compromiso con CropLife contrasta con las declaraciones hechas por la FAO en la única actividad pública conjunta reportada desde que se firmó la LOI: un seminario web sobre la eliminación de plaguicidas obsoletos el pasado 18 de noviembre de 2021. En el seminario web, el Director de Movilización de Recursos y Alianzas con el Sector Privado, Alex Jones, al presentar la nueva estrategia de la FAO para la participación del sector privado, se refirió a una “asociación” con CropLife, y dijo que se reunía con CLI mensualmente “para hablar sobre cuestiones clave” y mencionó que había un “plan de trabajo” con CropLife. En nuestra consulta anterior a la FAO sobre la existencia de dicho plan de trabajo, se nos dijo que sólo existen planes de trabajo conjuntos para los Memorandos de Entendimiento y que actualmente no existe un plan de trabajo entre la FAO y CropLife. La Directora General Adjunta Bechdol afirmó que pueden celebrarse reuniones informales entre la FAO y los líderes de CropLife en virtud del acuerdo existente. En cualquier caso, está claro que el acuerdo le ha dado a la industria de plaguicidas un acceso sin precedentes a los tomadores de decisiones de la FAO, con poca transparencia en cuanto a lo que se está discutiendo. También le ha dado a CropLife el visto bueno para anunciarse como el socio de la agencia, lo que la FAO no ha corregido. De hecho, el tema de Giulia Di Tommaso, presidenta y directora ejecutiva de CLI, en el seminario web fue “La industria como socio para impulsar el desarrollo sostenible”.

Reconocemos y apoyamos los esfuerzos de la FAO para fomentar la contribución de la industria de plaguicidas a la limpieza de sus propios desechos. Sin embargo, tales esfuerzos no requieren una LOI oficial con CropLife. Como hemos detallado en llamamientos anteriores, colaborar con la industria de plaguicidas en áreas de trabajo más amplias como las definidas en la LOI, así como en las áreas de “digitalización” y “transformación de sistemas agroalimentarios”, va en contra del compromiso de la agencia con reducir la dependencia de los pesticidas y promover alternativas.

Lo consideramos no apropiado que las LOI u otros acuerdos suscritos por la FAO permanezcan indefinidamente sin revisión periódica. En nuestra reunión, buscamos claridad sobre la revisión previa de diligencia debida y la evaluación de riesgos, ambos realizados antes de firmar el acuerdo con CLI, ya que se firmó antes del nuevo proceso de diligencia debida de la FAO llamado FRAME (Marco para la Diligencia Debida y la Evaluación y Gestión de Riesgos para los Compromisos con el Sector Privado y otros Actores no Estatales). Se nos informó que CropLife fue revisado por un comité de asociaciones bajo un “proceso debido”. También se agregó que el FRAME se aplicaría sólo a una asociación formal en forma de MOU, si la FAO decidiera entrar en uno con CropLife. Creemos que cualquier colaboración con CropLife no sólo cae bajo los Criterios de Exclusión del FRAME, que prohíbe a la FAO asociarse con empresas involucradas en abusos de los derechos humanos, sino que también viola varios otros criterios y principios descritos en el FRAME. En nuestra reunión, pedimos a la FAO que registrara oficialmente nuestra objeción a considerar cualquier acuerdo o asociación con CLI y le ofrecimos a la FAO que presente pruebas que justifiquen nuestra objeción. Cualquier movimiento hacia una asociación más formal se enfrentará a una feroz oposición mundial de varias partes interesadas, incluidos posiblemente los Estados Miembros. También pondrá a prueba la integridad del propio proceso de diligencia debida y los mecanismos de rendición de cuentas de la FAO.

En la reunión, se nos informó sobre el apoyo continuo de la FAO a su Plan de Acción Mundial sobre Plaguicidas Altamente Peligrosos. Apreciamos este esfuerzo y esperamos intercambios abiertos y avances al respecto como una señal del compromiso de la FAO para reducir la dependencia de plaguicidas peligrosos y promover alternativas más seguras, como la agroecología. Es precisamente este tipo de trabajo importante el que requiere que la FAO conserve su independencia e imparcialidad. No obstante, el acuerdo con CropLife eleva injustamente el estatus que la agencia otorga a la industria de los plaguicidas por encima de otras partes interesadas, incluidos los representantes de las comunidades afectadas directa y negativamente por sus productos. Con su gran influencia política y económica, CropLife ya ha hecho mucho para interferir en los esfuerzos por prohibir o restringir algunos de los pesticidas más tóxicos del mundo. En todas las plataformas políticas, el equilibrio de poder ya se inclina fuertemente a su favor, una realidad que se muestra por la falta de un mecanismo jurídicamente  vinculante que pueda detener efectivamente el aumento del uso global de pesticidas y sus devastadores impactos en la salud humana y planetaria.

Exhortamos a la FAO para que rescinda su acuerdo indefinido con CLI y finalmente ponga fin a su “intención” de colaborar con los principales protagonistas de la industria de los pesticidas, una industria que es responsable de 385 millones de intoxicaciones por pesticidas por año y los niveles sin precedentes de contaminación y pérdida de biodiversidad. Pedimos a la FAO que limite su involucramiento con la industria de plaguicidas y que cumpla con los más altos estándares normativos relacionados con la reducción y restricción del uso de plaguicidas y así también que aumente la transparencia y la rendición de cuentas en este compromiso.

CropLife no es un actor ordinario del sector privado; su objetivo principal de vender pesticidas tóxicos va directamente en contra del mandato de la FAO y la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (SDG, como son sus siglas en inglés). En nuestra opinión, el papel de las instituciones financiadas con fondos públicos como la FAO no es facilitar las inversiones del sector privado –especialmente la industria de plaguicidas– a los Estados Miembros. Desafortunadamente, ésta parece ser la esencia de la Iniciativa Mano a Mano y la Estrategia de la Participación del Sector Privado de la FAO.

Agradecemos a la Directora General Adjunta Bechdol y otros funcionarios de la FAO por tomarse el tiempo para hablar con nosotros y escuchar nuestras preocupaciones. Esperamos que, si bien persisten los desacuerdos sobre cuestiones sustantivas, esto no impida un mayor diálogo para hacer de la FAO una organización más transparente y responsable.

Finalmente, nos gustaría agradecer a todas las organizaciones y todas las personas que apoyan esta campaña al firmar peticiones, escribir a los Estados Miembros y movilizarse para contrarrestar la influencia de la industria de los plaguicidas en todos los niveles. Seguiremos vigilantes, elevando nuestras voces frente a la captura corporativa y redoblando colectivamente nuestros esfuerzos a favor de sistemas alimentarios más justos, equitativos, saludables y sostenibles.